LA CAPITAL Y SUS ESTUDIANTES


Bogotá es mi ciudad, es la ciudad de todos y la ciudad de nadie. Caminando sus calles entre mugre, indigencia y contaminación, día a día miles de personas se levantan a cumplir con un horario de ocho horas, las cuales en la mayoría de los casos son muy mal pagas, pero que nos llena mediocremente el estomago y nos deja tomarnos unas cervezas para olvidarnos así sea por un momento de la realidad que nos ofrece la capital.

Entre generación y generación existe un común denominador que no se puede pretender ocultar y es la desesperanza la cual se acrecienta notablemente con el tiempo, incrementando sus índices y desestabilizando las personalidades y los sentimientos de cada uno, pues es un poco injusto que en una ciudad como Bogotá, el nivel de vida sea tan bajo y desesperante, profesionales desempleados, técnicos trabajando por miserias, personas rebuscándose la vida en los semáforos, otro tanto pidiendo para un pan y lo más impresionante, personas resignadas a morir en las calles.

Me llena de nostalgia hablar de mi ciudad, porque fue la porción de tierra de este país que me vio nacer, y observándola con todos sus problemas tanto en salud, educación, contaminación, vivienda, alimentación y un sinfín de mezquindades más, también es normal tener que aguantar a tanto político corrupto que se llena los bolsillos con la plata de nuestros impuestos y nuestros salarios y al mismo tiempo salen sin ninguna vergüenza a timarnos con rosas y mariposas.

Con todos estos procedimientos corruptos, ilegales, de mala fe, quieren impregnar en la mayoría de la población que los malos, rebeldes, guerrilleros, y demás connotaciones inválidas son los estudiantes, los que por alguna razón se apropian de estas coyunturas y explotan al primer latido de robo que le generen a la ciudad. Los estudiantes sí son el futuro de la ciudad y el país, los estudiantes sí saben defenderse de múltiples formas, no solo con la violencia, los estudiantes sí se apropian de lo nuestro y saben reclamar con argumentos.  Los estudiantes son… los estudiantes.

Es incomprensible escuchar personas del común atacando a aquellos jóvenes que iguales a mi les da nostalgia, rabia y cólera que nos roben de frente y todo el mundo siga levantándose en la mañana con su cara más sonriente a trabajar un trabajo sin pretensiones de crecimiento. Es una burla y una infamia muchas veces el papel que actúa la sociedad en la capital, hablo de ella porque es donde me movilizo, lo que conozco.

Pero cabe recapacitar estas situaciones que aquejan a más de uno en la aulas de clase, que se preguntan si sirve de algo luchar por la justicia, sin pretender ser héroes como otro tanto de personas dirían. En el mundo existen muchos ejemplos de hacer valer los derechos fundamentales, está el caso de España que al primer pronunciamiento que los afecte, salen a las calles y aguantan hasta la hora que sea, los días que sean necesarios para hacer notar y actuar como pueblo, también se encuentra Francia, famosa por sus luchas estudiantes todos los años y por el ansia de justicia para todos, al igual que Egipto, Argentina, Chile, Palestina, Suiza, Holanda. Son muchos los ejemplos que se pueden poner en la mesa para dar fe que la protesta y más, la protesta estudiantil no es inválida bajo ninguna circunstancia. Lastimosamente el país se ha movido durante toda su historia con una mentalidad conservadora que no deja avanzar las libres ideas, los nuevos pensamientos, y las interesantes facetas que éstas, las venideras generaciones traen debajo de los brazos para aportar al desarrollo de la región.

En vez de atacar a los estudiantes, ¿por qué no se ataca a la delincuencia que tanto mal esta haciendo en las calles de la ciudad? O en vez de atacar a los estudiantes, ¿por qué no se ataca a las personas que optan por arruinarle la vida a otras con la nueva y llamativa forma de agresión: EL ACIDO? o por qué en vez de atacar a los estudiantes ¿no se es consecuente con el  pasado, presente y futuro y se acepta que se está viviendo en un moridero sin muchas veces oportunidades de progresar y  mejor, se exige  calidad de vida?.

La lucha estudiantil, no ha muerto, está más vigente que nunca y todos deberían apoyarla, el llamado seria salir y reclamar lo que es nuestro, ser y parecer. El cambio no ocurre quejándose y diciendo: “soy apolítico” ó “me vale mierda la política”, lastimosamente para todos, los seres humanos desde el primer momento que llegamos al mundo somos mentes consecuentemente políticas ya sea con nuestros actos o decisiones, porque la política es eso, pensar y actuar. El problema radica en quién hemos dejado pensar y a quién hemos permitido actuar, solo la unión llegará a cambiar estos procedimientos cochinos a los que estamos acostumbrados.

No se fijen en partidos, ni ideales, el primer escalón para alcanzar el éxito es fijarse en sus prioridades y en este momento la prioridad al unísono en Bogotá es volver a reivindicarla como ciudad, como capital, como nuestro orgullo y nuestra forma de vida.



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