LA CAPITAL Y SUS ESTUDIANTES
Bogotá es mi ciudad, es la
ciudad de todos y la ciudad de nadie. Caminando sus calles entre mugre,
indigencia y contaminación, día a día miles de personas se levantan a cumplir
con un horario de ocho horas, las cuales en la mayoría de los casos son muy mal
pagas, pero que nos llena mediocremente el estomago y nos deja tomarnos unas
cervezas para olvidarnos así sea por un momento de la realidad que nos ofrece
la capital.
Me llena de nostalgia hablar
de mi ciudad, porque fue la porción de tierra de este país que me vio nacer, y
observándola con todos sus problemas tanto en salud, educación, contaminación,
vivienda, alimentación y un sinfín de mezquindades más, también es normal tener
que aguantar a tanto político corrupto que se llena los bolsillos con la plata
de nuestros impuestos y nuestros salarios y al mismo tiempo salen sin ninguna
vergüenza a timarnos con rosas y mariposas.
Con todos estos
procedimientos corruptos, ilegales, de mala fe, quieren impregnar en la mayoría
de la población que los malos, rebeldes, guerrilleros, y demás connotaciones inválidas
son los estudiantes, los que por alguna razón se apropian de estas coyunturas y
explotan al primer latido de robo que le generen a la ciudad. Los estudiantes
sí son el futuro de la ciudad y el país, los estudiantes sí saben defenderse de
múltiples formas, no solo con la violencia, los estudiantes sí se apropian de
lo nuestro y saben reclamar con argumentos. Los estudiantes son… los estudiantes.
Es incomprensible escuchar
personas del común atacando a aquellos jóvenes que iguales a mi les da
nostalgia, rabia y cólera que nos roben de frente y todo el mundo siga
levantándose en la mañana con su cara más sonriente a trabajar un trabajo sin
pretensiones de crecimiento. Es una burla y una infamia muchas veces el papel
que actúa la sociedad en la capital, hablo de ella porque es donde me movilizo,
lo que conozco.
Pero cabe recapacitar estas
situaciones que aquejan a más de uno en la aulas de clase, que se preguntan si
sirve de algo luchar por la justicia, sin pretender ser héroes como otro tanto
de personas dirían. En el mundo existen muchos ejemplos de hacer valer los
derechos fundamentales, está el caso de España que al primer pronunciamiento
que los afecte, salen a las calles y aguantan hasta la hora que sea, los días
que sean necesarios para hacer notar y actuar como pueblo, también se encuentra
Francia, famosa por sus luchas estudiantes todos los años y por el ansia de justicia
para todos, al igual que Egipto, Argentina, Chile, Palestina, Suiza, Holanda. Son
muchos los ejemplos que se pueden poner en la mesa para dar fe que la protesta
y más, la protesta estudiantil no es inválida bajo ninguna circunstancia.
Lastimosamente el país se ha movido durante toda su historia con una mentalidad
conservadora que no deja avanzar las libres ideas, los nuevos pensamientos, y
las interesantes facetas que éstas, las venideras generaciones traen debajo de
los brazos para aportar al desarrollo de la región.
La lucha estudiantil, no ha
muerto, está más vigente que nunca y todos deberían apoyarla, el llamado seria
salir y reclamar lo que es nuestro, ser y parecer. El cambio no ocurre
quejándose y diciendo: “soy apolítico” ó “me vale mierda la política”,
lastimosamente para todos, los seres humanos desde el primer momento que
llegamos al mundo somos mentes consecuentemente políticas ya sea con nuestros
actos o decisiones, porque la política es eso, pensar y actuar. El problema
radica en quién hemos dejado pensar y a quién hemos permitido actuar, solo la
unión llegará a cambiar estos procedimientos cochinos a los que estamos
acostumbrados.
No se fijen en partidos, ni
ideales, el primer escalón para alcanzar el éxito es fijarse en sus prioridades
y en este momento la prioridad al unísono en Bogotá es volver a reivindicarla
como ciudad, como capital, como nuestro orgullo y nuestra forma de vida.

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