LO QUE NECESITA LA FUERZA PÚBLICA Y SUS DIRIGENTES ES MANO DURA POR PARTE DEL PUEBLO

Mucho se ha dicho en los noticieros que marcan el rating en Colombia, acerca del paro agrícola nacional y la forma como los campesinos han salido a protestar causando desmanes y heridas a la fuerza pública que según ellos, son los héroes de la patria y por esa razón, también es aceptable y comprensible aguantar sus excesos y violaciones ante los derechos humanos, siendo estos comportamientos avalados por los altos dirigentes como el ministro de agricultura, ministro de defensa y hasta el mismo presidente de la república. Los cuales piden un gesto de buena voluntad por parte de los campesinos, para poder negociar y llegar a acuerdos mutuos, donde las dos partes salgan beneficiadas, el problema… que nunca ha habido acercamientos para que se geste tal negociación y por obvias razones cada día que pasa, las complicaciones de los agricultores colombianos se agudiza por falta de garantías para desarrollar sus plantes y sus cosechas.
Lastimosamente esta dificultad es desconocida por una gran población de personas nativas, ya que, han estado cegados durante mucho tiempo por medios de comunicación malévolos y de poca objetividad que están al servicio de las grandes instituciones y “representantes del pueblo” que lo tienen acostumbrado a un letargo mental, mientras ellos sacan provecho de pactos, prebendas y tratados con otros países, para satisfacerlos económicamente dejando a Colombia pobre y desahuciada.
Es importante destacar la función de algunos medios mucho más objetivos, alternativos e independientes que  cumplen la verdadera función del periodismo dentro de la sociedad: informar, investigar y ahondar las causas de los problemas que afectan al pueblo.
Estos ciclos de violencia interna a través de inconformismos por parte de diferentes gremios en el país, no son gratis, ni son retaliaciones de la guerrilla, mucho menos ganas de provocar alteraciones sociales. La violencia interna se gesta a través de muchos años de injusticia para un pueblo que ha tenido que pasar por momentos difíciles económica y políticamente y así mismo un desprecio total por la gente campesina, indígena y pobre. Modelos implantados de arribismo e indiferencia social han provocado que el mismo pueblo, el verdadero pueblo, el de los campos, el de las selvas, se preocupen por un futuro y acudan a vías de hecho totalmente justificadas.
Existen dinámicas de perdón y se sabe que la violencia no es el mejor camino para solucionar los inconvenientes sucitados, pero entonces… Cuál es la mejor opción para estos campesinos conocedores de la tierra, de la fauna y de la flora, cuando los atacan, los roban, los callan, los matan, los ultrajan y hasta los violan?, sin contar con el alto porcentaje de indiferencia o peor, odio y fastidio generado por clips informativos, debates y hasta entrevistas donde la conclusión es que el culpable es el mismo campesino?.
Estas situaciones son las que causan que el pueblo se “revele” o mejor que comience a tener mano dura con los altos dirigentes de este país protegidos por su íntima fuerza pública que al sentirse respaldada son capaces de traicionar con sus actos e infamias  a su gente.
Los medios independientes, alternativos y objetivos, los cuales no cuentan con la aceptación de muchos solo por contar la verdad, han cubierto el problema agrícola desde todos los puntos de vista posibles, siendo ellos testigos de la fuerza con que los campesinos han salido a marchar y a protestar por lo suyo, por su tierra, herencia y futuro, es por esta razón que a Colombia le hace falta medios de comunicación verdaderamente nacionales y conscientes de las necesidades del pueblo, los cuales agradecen y apoyan cien por ciento aquellas iniciativas que dinamizan y proyectan una visión más amplia, clara y objetiva.
Pero hasta que no se concientice de una manera lógica a la sociedad colombiana con un refrán popular que dice: “el bueno no es tan bueno y el malo no es tan malo” refiriéndose a la alta persecución a estudiantes, campesinos, sectores gremiales, sindicatos y protestas, nunca se podrá pensar en una paz verdadera, en un país próspero y feliz.



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