Al Comenzar este año 2013 tuve la
oportunidad de conocer una de las tierras más emblemáticas pero al mismo tiempo
más marginadas de toda la geografía colombiana, las asentaciones Wayuu en el
desierto de la Guajira.

Dibulla, el cabo de la vela,
playa dorada, la alta Guajira, Riohacha, Manaure se convirtieron para mí en un
diamante para pulir en todo el viaje, pues para llegar a estos sitios era
obligatorio trasladarse en campero o bus acompañado de un guía que supiera
atravesar el desierto y escabullirse por entre las mil trochas existentes.


Tal vez, uno de los mejores
lugares para desprenderse del mundo y de la civilización occidental es el Cabo
de la Vela, ya que allí los indígenas viven libres, sin perversiones de ninguna
clase, comparten el baño, la comida, se desarrolla el trueque, se cree en las
estrellas, se respeta al mar y aunque llegan turistas, no hay hoteles de cinco
estrellas, ni comida a la carta, ni hostess, ni grandes marcas, allí… se duerme
en hamaca, se come pescado, plátano y camarón, el agua dulce llega en camiones
y se ve en el paisaje mujeres tejiendo mochilas mientras cargan a sus niños en
las piernas. El mar es tranquilo y amable con la gente que recibe, es una paz
total sentir las corrientes de aire pegar en el cuerpo y dejarse absorber entre
las mantas del océano.
El cabo de la vela ofrece varios
sitios para que la gente que no entiende nada de las culturas indígenas y que
muchas veces las desprecia por desconocimiento e ignorancia, medite y se
introspeccione al ver un atardecer en el faro y observar como literalmente el
sol se sumerge en las aguas del mar y desaparece para darle paso a la noche o
el Pilón de azúcar como es llamado, en
donde las almas de los wayuu fallecidos suben para despedirse del mundo.

La Guajira es bella y es
colombiana, es un lugar obligatorio para conocer, los wayuu son indígenas, si,
son antepasados de muchas personas de la costa Caribe y siguen vigentes
exponiendo y dado a conocer su cultura. Sus bailes, su comida, su lenguaje, sus
trajes, su medicina, hacen de ellos una pieza patrimonial de Colombia, que
sería injusto que desaparecieran por parecernos a países del norte.
Cada uno nació con una cultura, nosotros los de América Latina fuimos bendecidos al ser hijos de tantas culturas indígenas que habitaron la tierra en tiempos pasados, es por esto que es tan importante conocer, elogiar, recomendar y sentir orgullo por nuestra gente, por nuestras raíces y tradiciones, porque ellos, los indígenas tienen el mismo derecho de vivir en la tierra de ellos, que es la misma de nosotros y la misma de todo el mundo.
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