ELOGIO A LA MÚSICA


El poder  que alberga la música en cada nota, cada párrafo, estrofa o puntada contempla el verdadero poder de ésta frente al mundo. 

Muchas veces estrepitosamente escandalosa y otras veces relajante y narcotizante, genera un sinfín de sentimientos y reacciones ante las adversidades y conjeturas a las que se tienen que enfrentar la mayoría de las personas día a día. Esta contemplación de efectos sonoros  radica en la tan alta aceptación de un proceso dinámico para admirar y perderse por la poblada y espesa selva de cada autor, cantante, compositor o investigador musical.

Desde tiempos remotos, la música ha sido una forma de poder visualizar el mundo desde otra perspectiva, pues estos sonidos que se detienen en las partes más oscuras del cerebro retumbando y excitando  a ésta masa muscular capaz de generar pensamientos y al mismo tiempo emociones, producen que los cuerpos se muevan (muchas veces sin saber hacerlo) al son del ritmo prodigio, sin penas, sin vergüenzas, sin fobias, sin timideces. Dejando escapar un sin número de feromonas que posiblemente pueden alterar el sistema nervioso de un cuerpo humano y plasmar más que una vibración, enfrentándolo a un juego de sentimientos, dejaciones y motivaciones, todo al son de un ritmo prodigio…

Cada día, miles de personas gozan, lloran, juegan, coquetean, ríen, se mueven, tararean canciones, de todos los estilos y de todas las nacionalidades, desde el reggae hasta el jazz, pasando por ritmos  balcánicos y gitanos, como también los llamados ritmos clásicos y / o de conservatorio, patrocinando así, una efusiva dimensión de sentimientos que llevan a contemplar realidades diferentes en torno al momento y a la dialéctica manejada en cada canción.

La música es una sola, claro, con diferentes ritmos y melodías, como ya se ha dicho, pero la música… La música es explosión, es energizante, sea cuál sea su letra o su acorde, la música excita, llama, amaestra, mimetiza y absorbe minuto a minuto energías y probé a los oyentes fuerzas negativas , positivas, extrañas, maníacas. 

Con una canción se llega a un orgasmo, o se genera un asesinato, con una canción, se cierra un ciclo o se celebra una victoria, hay una canción para pobres y  hay otra para ricos, hay las que  disfrutan los jóvenes y  hay las que contemplan los viejos.  Ese es el poder que alberga la música, un poder único e inconfundible, difícil de explicar pero fácil de sentir, el proceso en cada sonido es diferente para cada persona, es una droga tal y como se le conoce, se empieza con algo básico, algo primario, algo familiar, atravesando por sonidos compartidos y masificados, traspasando por aquellos desconocidos y privilegiados, hasta explotar en duras y no comprensibles dinámicas sonoras descubiertas.

Entre la magia y la hechicería, entre la locura y el amor y entre la esquizofrenia y el estoicismo, se compone uno a uno los acordes y melodías para generar la pieza perfecta, la elocuente y maravillosa duración que altera los sentidos y reproduce efectos  y conmociones, dejando así, que  las experiencias sean un factor determinante dentro de la vida de la música, ya que, compone un 85 por ciento de la verdad, de esa cara oculta y muchas veces maquillada y disfrazada.

En un arcoíris de melodías y acordes, el poder de la mente vuela por efímeros pasajes de satisfacción reproduciendo y aludiendo distintas miradas y misticismos aludidos a la harmonía privilegiada y fugaz, son solo minutos, en algunos casos horas, pero nada más, es por un tiempo, no es infinito, es reproducible miles de veces y cada tiempo recorre dimensiones desiertas en el cerebro  dependiendo de la capacidad de comprensión y concentración, es un ave que va y viene, se esconde pero re aparece, en momentos de tristeza o en momentos de alegría, siempre con su inconfundible sonido y magia( o hechicería), la música es eso, el disfrute, el goce, el dolor, el efecto, la música es vida y muerte aunque la locura plasme los colores y composiciones en más de una soberbia interpretación. 


Comentarios

Entradas populares