LA VERDADERA MISIÓN DEL HIP HOP EN BOGOTÁ

El 6 de agosto celebró su cumpleaños 475 la ciudad de Bogotá, y dentro de esta celebración, la cultura hip hop le regaló una serenata llena de buena vibra, conciencia, aerosoles y unión.
Dese hace un tiempo, el movimiento urbano bogotano ha cogido mucho poder en varios escenarios y plataformas distritales, con el único propósito de regalarle cultura a la ciudad y mantener vigente el corazón independiente que ha marcado a este movimiento desde su nacimiento.

Para nadie es un secreto que el hip hop, es el movimiento con más adeptos dentro de la ciudad y organiza a una gran cantidad de población juvenil desde sus letras, sus graffitis, sus tornamesas y sus bailes. Por eso, es tan importante seguir creyendo y apoyando a una cultura que ha cambiado su cosmovisión de música mafiosa y bling bling, para crear y desarrollar letras encaminadas a la rehabilitación social y al crecimiento del ser humano.

Lastimosamente el hip hop siempre ha sido visto como aquella música de malandros y de ladrones, quizá por su desconocimiento e ignorancia, pero el hip hop dentro de la ciudad es un estimulante diario de miles de jóvenes que ven en sus cuatro ramas la posibilidad de forjar una carrera, contando con un aliado principal como lo es el arte y la cultura.

Esa misma dinámica ha sido contemplada por los mismos artistas, que no ven su reconocimiento como un elocuente hall de la fama, sino veedores y dinamizadores de cambios sociales y culturales que se están haciendo notar dentro de una Bogotá diferente e incluyente.

Festivales como CUIDA NATURA, LA SRENATA RAP POR BTA, HIP HOP AL PARQUE, HIP HOP PAZUR…, son muestras evidentes que el hip hop es mucho más que modas, gorras y zapatillas, traspasa los límites del showbiz y se compenetra con políticas fielmente sociales sin caer en radicalismos ideológicos, sino gestionando y accionando sus armas, el micrófono, el aerosol, las tornamesas, el cuerpo y el amor por una cultura luchadora, incansable y soñadora.

Desde lo que se denomina como vieja escuela a lo que se le denomina nueva escuela, están convencidos que el hip hop se puede llevar como estilo de vida y mejor aún como su forma de trabajo, algo impensable hace unos años donde no se conocía el valor del trabajo independiente y constante, pero ahora que por cuestiones de sistemas políticos e industria le ha tocado a los mismos aristas auto gestionarse su trabajo, las cosas han cambiado para mejor viéndose definitivamente una aceptación mayor por algunos sectores que comenzaron a creer en lo urbano, en lo de calle, en lo nacional.

Son pocos los grupos o artistas que han tenido la fortuna de ser patrocinados por grandes marcas o que han hecho una verdadera carrera con la música en otro país, pero eso ha generado que nuevas caras se comiesen a conocer y a aceptar en otras latitudes, algo muy gratificante para el hip hop nacional que sabe de antemano lo complicado que es surgir como artista urbano.

Y aunque en Bogotá como en todo el país la industria no ha cambiado y no cambiará, y se seguirá apoyando más lo que suena que lo que puede educar, es lógico que el movimiento seguirá luchando por posicionarse no de las radios ni de la payola, sino de las mentes de miles de personas que creen justo un cambio para las nuevas generaciones y que la representación de los artistas ante la sociedad es un punto rotundamente fuerte para el mejoramiento de la ciudad y del país.


Algo que tiene dentro de su núcleo, música, pintura, danza, tecnología, festivales, medios de comunicación especializados, adeptos, tiendas, productoras independientes… no puede ser catalogado como moda, porque simplemente no lo es. El hip hop es vida, es esperanza, es inclusión, el hip hop es aquel componente que predomina en una ciudad cuando la sociedad no solo piensa en sus construcciones, sino en la calidad de vida que tiene sus habitantes.   

FOTOS: Edward Rippe Cocuy



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